Todos tenemos los típicos días tontos, perezosos, difíciles, en los que parece que nada te pueda salir bien. Quien sabe, quizás por la mañana pones una lavadora y la ropa destiñe o tienes una discusión en el trabajo por algo sin importancia. Y, cuando por fin llegas en casa y quieres desconectar de todo, llega la